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Objetivo o problema identificado Hoy día el trámite de adquisición del Título de Grado es alejado y ajeno al ciudadano. Su trámite es inicialmente llevado a cabo entre la Institución Educativa y el Ministerio de Educación y Cultura. Al estudiante se lo suele mantener al tanto del trámite por vía de mail o notificaciones internas de la bedelía competente pero no tiene acceso real al estado del trámite. Eventualmente, el título es entregado a la institución educativa para luego ser retirado personalmente, y en el caso del Abogado, debe luego ser presentado por otra vía procedimental en la Suprema Corte de Justicia y posteriormente a la Caja de Profesionales para poder comenzar a ejercer. Todos estos pasos teniendo su demora y necesaria cuota de presencialidad. Analizando la cuestión internacionalmente y mirando la realidad actual por la que se rigen sitios web de educación a distancia y principalmente a partir de la pandemia y el desarrollo de la tecnología de blockchain entendí que se podía no solo agilizar el proceso burocrático por vía digital sino que el Título de grado podría pasar a ser un E-Título, obviamente con una contrapartida física igual de válida para quien lo requiera. Actores interesados, intereses en juego, posibles críticas En el caso presentado, considero que los actores interesados son en primer lugar los estudiantes de cualquier nivel educativo, ya que la expedición de título de grado puede ser extrapolable a la expedición de constancia de estudio o culminación de ciclo básico, bachillerato, tecnicaturas o cualquier estudio constatable y bajo la mirada gubernamental. A la vez creo que perfectamente podría crearse una suerte de Historia Clínica traída al caso, y que pueda ser nuestra “Historia Educativa Digital”, donde conste todo lo cursado y que pueda ser fácilmente presentado ante cualquier oficina pública o privada sin requerir más de presentaciones presenciales de documentación. Por otra parte, las Instituciones Educativas al día de hoy hacen de nexo entre el ciudadano y el Estado, obviamente por ser quien cuenta con la documentación acreditante de los cursos y de estar bajo el control estatal, pero considero que puede llegar a ser beneficiado también ya que evitaría largas demandas y consultas de los estudiantes. La Administración, por su parte, se estaría vulnerando como lo hace siempre que decide ser más transparente. Sabríamos donde está el Token y poder así atribuir responsabilidades si el mismo se ve enlentecido particularmente. Eso también permite un control administrativo distinto, si sabemos que el funcionario A tiene varios casos sin analizar, podemos hacer las correcciones procedimentales y administrativas que agilicen de mejor manera el proceso. Fortalezas y debilidades Las fortalezas me parecen claras: el ciudadano se empodera y adquiere una suerte de “activo digital” que le permite evitar la gestión de documentación, y que le genera una posibilidad de verificación de capacidades de manera más ágil incluso en caso de emigrar. Las críticas considero que podrían venir por el lado del miedo a la completa digitalización, los delitos de usurpación de títulos y la eventual caída o destrucción de los sistemas estatales. Son peligros entendibles pero subsanables. Cambios a introducir Se requeriría la creación de un sistema de blockchain de la Adminstración pública, con la subisguiente adquisición de equipos y la contratación de técnicos en la materia, haciendo hincapié en la ciberseguridad. A su vez considero que se debería conovocar a todos los interesados para ver si es viable la creación de la Historia Educativa Digital. Experiencias comparadas Las experiencias sobre las que podido investigar y conocer provienen de privados prestadores de los servicios de creación y verificación de los activos en cuestión, quienes brindan servicios a las Instituciones Educativas. Podemos poner el ejemplo de etitulo.com o SmartDegrees.

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